18/12/15

Los Shakers (1965)

Será este mes de fin de año, será este momento de fin de ciclo. No sé qué será. El amor en el aire tal vez,
las drogas en mi sangre; no lo sé la verdad. Pero se me dio por hacer una entrada y compartir un disco con ustedes, desgraciados.  
Hoy les traigo a una banda mucho muy buena, una de esas bandas que estoy sacando de la tremenda colección que me compartieron los bróders de la península Ibérica. La cuestión es que revisando entre esa inmensidad descubrí a estos chicos que se hicieron llamar: Los Shakers. Y claro, de una pensé, son homónimos de los latinos, nuestros hermanos de acá al lado Uruguay. Y me puse a escucharlos. Muy seguro y orgulloso de que nuestros Shakers eran mejores. Porque, después de todo, son más famosos ¿no? Y me sorprendí. Porque si bien los uruguayos son de la concha de la lora, estos españoles practican un garaje de raíz bien bueno.
Asique decidí compartírselos. Les cuento cómo vino la mano con estos chicos. Si bien son, como dije un gran grupo, tuvieron un factor en su vida que los ayudó pero que también los complicó. ¿Y cómo es esto, Miguel? Escucho que se preguntan amontonados al ver que, al fin, hay una nueva entrada en Garagelatino. Y yo les explico: Estos pibes eran hijos y sobrinos del cineasta José Luis Sáenz de Heredia. Yo no lo conozco pero investigando para hacer la entrada, parece que el tipo era muy famoso allá en España. La cosa es que claro, como era un tipo ligado a las grandes ligas del arte y, además, con un buen pasar, Los Shakers tuvieron fácil acceso a ciertos lugares que les permitieron una exposición importante. De hecho salieron en dos películas y tocaron con grupos famosos de la época. No obstante – y tal vez se pueda hacer un parangón con el grupo argentino Illya Kuriaky and The Valderramas (la primer época, después me parece muy feo lo que hacen) – tenían genuino talento, es decir, la rockeaban en forma. De hecho, para que vuestras bellas mentes se expandan y lo confirmen, les he traído este, su primer simple.
Ahora bien, a mí me interesa tocar este tema del “éxito”. Porque si bien es cierto que tener un link en el ambiente ayuda mucho, no es eso solo lo que basta. Pensemos, se me ocurre, en el hijo de Charly García. Grabó un disco que yo sepa, un disco que pasó sin pena ni gloria y que, habiéndolo escuchado, pienso que se lo merece. Muy poco inspirado y nada de nada suena con corazón. También se me ocurre en los hijos opas de Palito Ortega. Bah, al menos en el que hacía música (el que hace cine también me parece un choto, además de un oportunista que, teniendo recursos solo apuesta por lo fácil) que se las tiraba de inspirado: ¿Qué fue de ese chico? Ni idea. Pero no está en el mainstream, o mejor, si está, pero solo por ser hijo de Palito. Lo mismo se me ocurre con el zapallo de Cristian Castro o el hijo de Iglesias.
Con todo esto quiero decir que no basta tener contactos, aunque sí, claro, ayuda mucho. Pero hay que tener la veta artística o ser un buen poser que sepa mantenerse ahí, donde se hace el ruido.
Por otro lado, al contrapartida, es que siempre te van a criticar. Eso fue lo que le pasó a los chicos de Los Shakers. No importaba cuán buenos fueran, siempre eran los hijos y sobrinos de…
No es que me parezca especialmente importante estar ahí, pero creo que si querés transitar por las grandes ligas tenés que pagar un precio y si no sos capaz de abonar como se requiere, simplemente desaparecés. Hay miles como vos. Eso sí, ser el hijo de… te posibilita, al menos, mirarla de cerca.

Bueno, me voy. Pero acá les dejo, para vuestro placer, a Los Shakers.